viernes, 19 de septiembre de 2014

TRES ANTISONETOS DE STORNI

A EROS -Alfonsina Storni

He aquí que te cacé por el pescuezo
a la orilla del mar, mientras movías
las flechas de tu aljaba para herirme
y vi en el suelo tu floreal corona.
Como a un muñeco destripé tu vientre
y examiné sus ruedas engañosas
y muy envuelta en sus poleas de oro
hallé una trampa que decía: sexo.
Sobre la playa, ya un guiñapo triste,
te mostré al sol, buscón de tus hazañas,
ante un coro asustado de sirenas.
 Iba subiendo por la cuesta albina
tu madrina de engaños, Doña Luna,
y te arrojé a la boca de las olas.

RÍO DE PLATA EN ARENA PÁLIDO - Alfonsina Storni

¿De qué desierto antiguo eres memoria 
que tienes sed y en agua te consumes 
y alzas el cuerpo muerto hacia el espacio 
como si tu agua fuera la del cielo?
Porque quieres volar y más se agitan 
las olas de las nubes que tu suave 
yacer tejiendo vagos cuerpos de humo 
que se repiten hasta hacerse azules.
Por llanura de arena viene a veces 
sin hacer ruido un carro trasmarino 
y te abre el pecho que se entrega blando.
Jamás lo escupes de tu dócil boca; 
llamas al cielo y su lunada lluvia 
cubre de paz la huella ya cerrada.


EL HIJO - Alfonsina Storni 

Se inicia y abre en tí, pero estás ciega
para ampararlo y si camina ignoras
por flores de mujer o espada de hombre,
ni qué alma prende en él, ni cómo mira.
Lo acunas balanceando, rama de aire,
y se deshace en pétalos tu boca
porque tu carne ya no es carne, es tibio
plumón de llanto que sonríe y alza.
Sombra en tu vientre apenas te estremece
y sientes ya que morirás un día
por aquél sin piedad que te deforma.
Una frase brutal te corta el paso
y aún rezas y no sabes si el que empuja
te arrolla sierpe o ángel se despliega.

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